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Yo no entiendo de política

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Juan García

Juan García era la persona más miserable y egoísta que he conocido de cerca, hizo sufrir a su mujer , Francisca,  hasta su muerte, y a sus hijos. Vivía en una casa vieja, muy vieja, pero grande, sin agua corriente, sin cuarto de baño, sin frigorífico, sin lavadora, sin televisor,..., por no tener, no tenía llave para la puerta, se colaba el agua por todos lados en cuanto llovía, arriba, en las cámaras, donde dormían mis tíos, hacia un frío helador en invierno y un calor insoportable en verano, parecería que se iba a caer en cualquier momento. Vivíamos mis padres y yo, con mi abuelo Juan, mi tío Dieguito, mi tía María y mi tío Nicolacito. Dieguito, el de los iguales, vendía cupones de la ONCE, estaba totalmente ciego, y con su bastón blanco y su mascotilla recorría todas las mañana el centro del pueblo, los bares y las tiendas ofreciendo cupones a cinco pesetas con la promesa “que te va a tocar cinco mil pesetas”, lloviera, nevara o hiciera un calor abrazador, estuviese bueno ...

HACE MUCHOS AÑOS

  Hace muchísimos años, durante el siglo veinte, las gentes celebraban el comienzo del nuevo año, lo que llamaban la noche vieja – le comentaba Vicente a sus dos nietos, sentados en unas banquetas, en una suave tarde de junio. Las familias se reunían en casa de sus mayores, para cenar en una mesa con sus mejores galas, con los productos más variados, desde grandes pavos rellenos al horno, mariscos, o corderos, acompañado de vinos, cavas, después dulces, turrones, mantecados y todo tipo de licores. Al final de la cena a las doce empunto se escuchaban las campanadas de un reloj y todos comían doce uvas como un rito, para atraer la suerte para el año que acababa de empezar – siguió comentando Vicente. Catalina, la nieta mayor, lo miraba con cara de sorpresa, casi incrédula. Abuelo ¿Qué es marisco? Eran unos pequeños animales marinos, rosados, con cascara y que debían estar muy ricos, puesto que todos querían tenerlos en sus celebraciones –siguió el abuelo - además de muy caro...

Paco el zapatero

Sentado junto a la pared en una silla baja que le permite trabajar más cómodo, con la espalda apoyada y protegida por la pared, miraba de reojo a la clienta que se asomaba a su cuartillo inquiriendo la entrega inmediata de sus zapatos arreglados, después de semanas de espera.  Catalina, no te preocupes, dentro de tres días te lo tengo listo, pero si le hace falta para el jueves, contestaba, mientras se ponía a buscarlos entre el montón de sandalias, botas de cuero, zapatos de medio tacón, botas de fútbol, botos y botines esparcidos por todo el suelo del cuarto. Una vez encontrado, después que la clienta le marcara con el dedo índice extendido, y un grave gesto de rabia en los labios, su posición entre los otros artículos, Paco estirando el brazo, o con ayuda de un palo con garfio en la punta, lo atraía hacia el,   aquí al lado ya no se me pasa. Aquí me quedo hasta que lo arregle, no mujer, vete tranquila, ya era casi la una de la tarde. Paco era moreno, alto y corpulento,...

CLASES EN LA COCINA

Bajo el cielo nublado del mediado otoño seguíamos jugando en la calle al futbol, o algo parecido, corriendo todos tras de la pelota o el píe del contrario, hasta dar con ella en la puerta de la cochera que representaba la portería para la desazón de la dueña de la casa que veía las manchas de barro en la fachada de blanca cal. En cuanto se escuchaba el Mobylette de Alonso subiendo la cuesta de la calle, se acababa el partido, la mayoría de los jugadores, se secaban el sudor y se colocaban de nuevo el jersey y se iban bajando despacio hasta casa de la puerta vieja. Entraban hasta el fondo y a la salida del patio estaba la cocina, el centro de la casa, donde se cocinaba, planchaba, comía, se escuchaba la radio Telefunken en la repisa de madera, y también hacia las veces de clase improvisada de esos días cortos, fríos y lluviosos. Mientras Alonso se lavaba las manos y la cara en el grifo del patio después de la dura jornada en el campo, lo niños habíamos puesto la pizarra en su sitio,...

VUELTA A LA NORMALIDAD, ¿QUÉ NORMALIDAD?

ANÁLISIS, NUESTRA NORMALIDAD Después de tres meses del comienzo del encierro obligatorio de toda la población y ahora que se empieza a disfrutar de una mayor libertad de movimientos vamos a analizar de nuevo la normalidad, nuestra actual normalidad. Sabemos que este "corto" periodo de tiempo ha estado lleno de desconocimiento, noticias falsas, aprendizaje, desaciertos, errores, improvisación, buena voluntad y trabajo duro de los que realmente están resolviendo la crisis sanitaria. Decepcionante la actitud de muchos políticos que lejos de unir fuerzas solo quieren obtener rentabilidad electoral. Mi reflexión es sobre el futuro que nos espera después de que pase todo esto. La mayoría de las personas dirán que volveremos a la "normalidad" y es ahí donde tenemos mucho en que pensar y meditar. ¿Qué normalidad queremos? Porque la "normalidad" sería volver a disponer de trabajo, seguir pagando nuestra hipoteca, préstamo, suministros, compras y alim...

HABLEMOS DE RECICLAJE

 !!!Reciclaje a mí, recicla tú ¡¡¡ Todos los días escuchamos hablar de RECICLAJE o comentamos en nuestros grupos o RRSS del tema, recibimos muchos post que lo comentan desde muchos puntos de vista, como consumidores, como ciudadanos preocupados, como empresas del sector o comerciantes. Y son tan variados y a veces tan contradictorios que nos provocan ideas enfrentadas, incluso llegar a la conclusión que no vale la pena separar nuestros residuos.  Todos nos consideramos buenos ciudadanos porque separamos nuestros residuos domésticos o en nuestras empresas, muchos con gran esfuerzo, muchas dudas de si lo hacemos correctamente, bastante cabreo con el vecino que lo tira todo al contenedor de orgánico, en fin, lo mejor que podemos y con conciencia cívica, porque lo consideramos nuestra obligación. Así que separamos nuestras botellas de vidrio, tetrabrick, bolsas, botes y botellas de plástico, cartones, papeles y demás tipo de envases, posiblemente miles al año....