Yo no entiendo de política y por eso sólo me dedico a observar el entorno. Y veo que los dos grandes partidos políticos están todo el día en medios de comunicación y RRSS hablando mal de contrario, insultando o mintiendo como estrategia para conseguir votos, o para no perderlos, más pendientes de las encuestas que de solucionar los problemas reales. 
En los últimos tiempos es la corrupción el eje de las disputas en los medios y en los juzgados, cada uno con las armas y poderes que le son afines. Mal asunto de combate para los dos partidos que copan casi el 100% de los casos habidos en la Democracia y se lo reparten casi mitad y mitad. 
Esta batalla inquisitorial solo consigue minar la poca confianza que los ciudadanos tenemos en la política que representan ambos, y algunos actores secundarios de la política nacional. 
Creo que lo que queremos la ciudadanía son propuestas que contribuyan al bienestar social, a la igualdad o la justicia. Aunque estoy de acuerdo con José Luis Sampedro: hemos cambiado los principios por intereses.
Pero esta búsqueda de propuestas de interés para la ciudadanía se queda escondida bajo la capa de lodo que ensucia las intervenciones públicas de nuestros representantes. Y tú más. Insultos, calificativos desproporcionados, acusaciones mentirosas, exageraciones maliciosas. 
Al menos a mí, que no entiendo de política, me tienen harto, hastiado, aburrido. 
Mientras tanto, otros partidos que nunca han gobernado,y que se han retirado de los gobiernos municipales o autonómicos para no sufrir desgastes, que apenas han hecho propuestas más que algunas ocurrencias, que están casi a la sombra viendo el debate de lejos, están siendo los más esperanzadores para mucha gente, principalmente jóvenes, que son más activos en RRSS. 
Los partidos "tradicionales" deberían analizar su estrategia que los está llevando a la perdida de votos, y lo más importante, la perdida de confianza de muchos en la propia Democracia. 
Deberían analizar y llegar a acuerdos para solucionar problemas acudientes como la falta de viviendas, la sanidad pública cada vez más degradada, la educación que forma parte del debate político, cuando debería estar fuera, las ayudas a las personas y sectores más desfavorecidos. 
La extrema derecha está sacando un gran rédito electoral sin prácticamente hacer nada, así que es responsabilidad de los partidos tradicionales que a mí me resulta insufrirble escucharlos en la radio, periódicos digitales o TV, lo acabo quitando y escuchando música o viendo deportes.
Este hartazgo es aprovechado por algunos para invalidar las formulas políticas actuales y proponer enemigos de jóvenes masculinos esencialmente, como son extranjeros, feministas, homosexuales o cualquiera que se salga del standard español-católico-blanco-heterosexual.
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