DE CUANDO FABRICÁBAMOS NUESTROS JUGUETES
Cada vez más los pedagogos, maestros y educadores tienen claro que los niños aprenden jugando, y que necesitan más tiempo para jugar y no tanta tarea. Entonces hablemos de juegos:
El primer juguete que recuerdo era un camión de madera, tan grande que me servia de transporte, debería tener cuatro o cinco años, me lo había hecho mi padre, con todos los detalles, el siguiente hasta tenía un remolque basculante, como he dicho de madera, reciclada, claro. No se si tuve más o menos suerte que los demás niños de mi calle, de mi edad, de mi pueblo, algunos le regalaban balones, bicis o raquetas, a mí juguetes de madera, lo que si puedo decir que era único, nadie tenia un camión como el mío.
Años más tarde mis recuerdos infantiles se resumen en juegos en las calles, plazas o eras, siempre con elementos que nosotros mismos fabricábamos o buscábamos. con una tiza y un trozo de losa se jugaba a multitud de juegos, sobre todo las niñas a la chafla, y con un trozo de hierro con punta los niños a las diferentes modalidades del jincote, con algunas canicas (bolas) y un hoyo, o algunas chapas (tapones de chapa).
Uno de nuestros preferidos, que todos teníamos al menos uno era el tirachino (tirachinas), de fabricación casera, para cuando aún éramos cazadores-recolectores de un mundo aún bastante "primitivo".
Pero la gran obra de la ingeniería infantil era la patineta, de maderas conseguidas en cualquier escombrera o puerta vieja, y unos cojinetes (rodamientos) que teníamos que pedir en los talleres de los que quitaban a los coches. En mi calle Santa Ana, en cuesta hacia la Cruz Blanca era la pista perfecta para "tirarse" como los esquiadores en las pistas nevadas, una y otra vez, hasta que alguien acababa herido o te llamaba a cenar.
Lo más admirable era que no había tiempo para el aburrimiento, además pocos tenían tele y mucho menos ordenadores o vídeo-juegos, no nos aburríamos nunca, faltaba día para seguir jugando. Jugando siempre en pandilla, todos los niños o niñas de la calle sin excepción, eso sí, cada genero por su lado. Pocos juegos para solitarios.
No es que no se fabricaran juguetes, que sí, que otros niños tenían, pero nosotros hijos de jornaleros no podíamos comprar, a no ser que te lo regalará un familiar venido de Barcelona. Para jugar solo hay que tener amigos y ganas de jugar. A lo sumo coleccionar estampitas (cromos) de futbolistas compradas en el quiosco de Pichita.
Con esa precariedad financiera se tenían juegos muy imaginativos y de pocos recursos, con elementos reciclados y fabricación propia, como espadas de madera, camisetas de fútbol, bates de béisbol, una cuerda, un pañuelo, un aro y un alambre, un trozo de hierro, una bolas de rodamiento, un trompo con púa, un castillo de madera, barcos de cascara de nuez, ..., en fin, cuando no se tienen medios ponle imaginación.
Me quedo con que no existía el aburrimiento, ni con calor, frío, lluvia o tormenta, siempre estaba la calle, un patio o una cámara (piso superior sin habitar de las casas) para hacer una sala de juegos.
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JUEGOS DE NIÑOS (2) DE LO QUE APRENDÍ DE LOS JUEGOS
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